EL DOCTOR QUE DEVUELVE LA “VIDA” A LOS MUERTOS

01/11/2012 - 12:00 am

En Ciudad Juárez, un odontólogo creó una solución con la que los cadáveres recuperan cicatrices o manchas. Este reportaje de The New York Times muestra cómo el invento está ayudando a recomponer los cuerpos no reclamados

Fotos tomadas de video de Cadena 3

Ciudad de México, 1 de nov (sinembargo.mx) – Alejandro Hernández Cárdenas, un odóntologo que además fue boxeador, se ha convertido en la nueva estrella de la ciencia forense, afirma un reportaje publicado por The New York Times.

El doctor Hernández Cárdenas es el creador de una solución secreta en las que sumerge cuerpos quemados, cabezas descompuestas y manos rígidas que, luego de tres días sumergidas en su pócima mágica, recuperan cicatrices, lesiones o cualquier mancha de nacimiento de los cadáveres.

“Los vuelve humanos otra vez”, dice la periodista Karla Zabludovsky, autora del reportaje. Esto permite recuperar impresiones de identificación y ayudar al proceso judicial de cada caso, afirma.

“La ciencia avanza”, explica el doctor Hernández Cárdenas en la entrevista con el Times, “siempre hay situaciones difíciles”.

“Los datos recién revelados nunca pueden dar lugar a una condena, o incluso un arresto, pero el doctor Hernández Cárdenas, un odontólogo forense que trabaja en el Laboratorio de Ciencia Forense de Ciudad Juárez, ha alcanzado el estatus de estrella en esta área, lo que sólo podría producirse en una ciudad así, con su clima semidesértico, la exorbitante tasa de asesinatos y el poder creativo de la frontera. El doctor Hernández Cárdenas desarrolló la técnica de rehidratación, que utiliza principalmente en los cuerpos completos, más o menos sin ayuda de nadie, e incluso paga parte del costo de los productos químicos para hacer retroceder el tiempo a sus frágiles súbditos”, expone Zabludovsky.

Los expertos forenses han usado inyecciones de glicerina para reconstruir los dedos y obtener impresiones de huellas, pero eso no es práctico en todo el cuerpo –especialmente en el calor abrasador de Ciudad Juárez, donde los cuerpos se descomponen y momifican rápidamente. Sólo a través de la rehidratación, plantea el reportaje, el cadáver es capaz de recuperar algo de su condición original, ayudando a la policía a revelar lesiones y traer de vuelta a los órganos internos casi al estado del momento de la muerte.

Casi todos los días, relata la periodista del NYT, el doctor Hernández Cárdenas se encuentra en el laboratorio de rehidratación y trabaja con cuerpos que estaban almacenados o enterrados y que no han sido identificados de 2009 a 2011, “los años de apogeo de la violencia entre las organizaciones criminales que compiten en esta ciudad fronteriza”. Con casi 8 mil personas que murieron durante ese periodo, él siempre tiene mucho por hacer, y en su proceso de trabajo tiende a incluir tanto música como humor negro.

“Dice que habla con los muertos, los consuela mientras trabaja, los complace con música romántica mientras flotan en el ‘jacuzzi’, la bañera llena de químicos que utiliza para la rehidratación. Si las características individuales que vuelven a aparecer en el rostro de la víctima de mirada amenazante, entonces las baladas ceden al rap y el hip-hop, que llenan el laboratorio impecablemente limpio, pero de mal olor”.

El doctor Hernández Cárdenas, quien tiene 55 años, se centra principalmente en ayudar a rehidratar los cientos de cadáveres no reclamados en su ciudad natal, en particular los de las mujeres, para que puedan ser identificados y se localice a los asesinos. “Habría sido incluso un pecado no hacerlo”, le dice Hernández al Times, y añade que su trabajo a veces le quita el sueño.

“Yo solía tener muchas chicas en la cama”, comenta a la periodista, “pero no de la manera que piensas”.

A menudo, reconoce, se frustra por la falta de justicia para aquellos cuyas muertes llega a conocer tan íntimamente. De los cerca de 150 cuerpos que ha rehidratado, hasta ahora sólo un puñado de ellos ha dado pistas que han conducido a la detención de culpables.

Más bien por casualidad, dice, también evita un seguimiento para ver si los agentes policiales han identificado los cuerpos que ha trabajado, por temor a que los funcionarios corruptos o criminales luego vaya por él.

“El que sabe menos, vive más”, dice. “Uno ni siquiera puede confiar en las autoridades”, expone el médico.

“Los principales partidarios de su trabajo son las familias de los desaparecidos, que ven en sus soluciones químicas la oportunidad para el cierre de los casos. Los expertos, que dicen que Ciudad Juárez es el único lugar donde se ha implementado la técnica, tienden a hablar de sus esfuerzos en términos más científicos. El doctor Hernández Cárdenas tiene una solicitud de patente que se debe aprobar en este mismo mes de octubre”, destaca Zabludovsky.

“Si se mantiene, yo creo que sería un logro y un avance increíble”, dice Elizabeth Gardner, profesora de Ciencia Forense en la Universidad de Alabama, en Birmingham, quien ha sido testigo del proceso creado por Hernández Cárdenas.

Hernández, un ex boxeador, nunca tuvo la intención de entrar en este tipo de trabajo. Casado a los 17 años y padre de tres hijos, se esforzó por ir a la universidad, donde estudió la Ortodoncia.

“Condujo una ambulancia de la Cruz Roja por la noche cada fin de mes, un trabajo de equipo que llegó a definir su destino. Una noche, en 1977, él entregó 28 cuerpos –muertos en una explosión– a una morgue. El equipo forense le preguntó a inspeccionar la boca de uno de ellos para identificar rasgos, fue un reto fascinante para el médico, que se describe a sí mismo como obsesivo”.

El doctor Hernández Cárdenas continuó dividiendo su tiempo entre los dientes de los pacientes de edad avanzada protésicos (él todavía mantiene su práctica) y los deberes en la Cruz Roja hasta que llegó un descanso en el laboratorio forense en 2002. Él era el encargado de analizar los dientes de los cadáveres para determinar su edad. Una vez que estuvo allí, una pregunta que le había fastidiado durante años empezó a consumirlo: ¿podría la rehidratación de un dedo, técnica utilizada por los especialistas forenses en todo el mundo, aplicarse a todo el cuerpo?

De repente, expone el texto del Times, “tenía material, tenía tiempo, tenía autorización” para experimentar, y lo hizo con los dedos y orejas disponibles en el laboratorio forense de la ciudad, colocándolos en recipientes de vidrio. “Yo seguía comiendo Gerber”, comentó Hernández a la periodista, mientras ajustaba las proporciones químicas y, a la vez, recibía las burlas de los colegas.

Una mañana llegó al laboratorio para determinar que uno de los frascos contenían un dedo perfectamente intacto. “Pensé que mis compañeros de trabajo estaban jugando una mala pasada”, recuerda. Pero su respuesta lo dejó frío: “No nos metemos con tus inmundicias”.

En 2008, se las arregló para hidratar correctamente el cuerpo completo, convirtiéndose así en un cuasi-celebridad entre los residentes de la ciudad y en los círculos de la ciencia forense en el país.

“Él tiene alta demanda”, dijo Carlos Reynosa, coordinador del programa de Maestría de Ciencia Forense en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Los miembros del personal del Consulado de Estados Unidos y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional también preguntan y observan el método del doctor Hernández Cárdenas”, destaca el Times.

Lamentablemente, dice, funcionarios y académicos no son los únicos interesados en sus métodos.

Ahora divorciado, Hernández Cárdenas afirma que su reputación intrigante le sigue a todas partes en Ciudad Juárez. Las mujeres, en medio de una cita para cenar, a menudo le preguntan acerca de su trabajo, exigiendo detalles que él se niega a divulgar. “Yo no creo que sea un tema adecuado para hablar con una mujer”, dice el ahora célebre doctor mexicano, retratado por The New York Times.

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